14 de abril


Dos goles a cero. El Valencia vencía al Iberia en la primera jornada del Campeonato de España. Los ‘avispas’ se habían adjudicado el título regional y participaban en la ‘Copa’ junto al Patria, otro equipo maño cuyo campo estaba en la huerta del Arrabal. Once meses después el ‘burgués’ Iberia se fusionaría con el ‘proletario’ y ‘rojo tomate’ Zaragoza y formaría el actual Zaragoza FC. A secas, sin realezas. Porque ese día que cayeron dos goles valencianos también cayeron todas las coronas.

El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República en España tras la amplísima derrota en las elecciones municipales de los partidos monárquicos que apoyaban el régimen de Alfonso XIII.  Unas semanas antes había empezado a jugarse la primera Liga de baloncesto de Castilla. El Rayo fue el campeón. En Barcelona y alrededores ya hacía nueve años que se practicaba ese deporte americano.

La II República solo duró cinco años porque el poder reaccionario que no podía ni puede permitir que el pueblo avance y sea libre, le condenó a una lucha de odio y muerte. Un año antes de la sublevación del Ejército de África, España logró contra todo pronóstico la medalla de plata en los primeros Europeos de baloncesto. El torneo iba a ser un Mundial, pero la falta de combinados del otro lado del charco lo achicó hasta tener únicamente formato continental. Se celebró en Ginebra y la final, como hace poco os contaba en el blog, se jugó contra Letonia. La guerra también fragmentó a esa selección republicana e incluso cercenó la vida de uno de sus héroes: el piloto Cayetano Ortega, abatido junto a su ‘chato’ soviético.

españa1935

Ese equipo no reconocía rivalidades nacionales. En él convivían catalanes y castellanos de diversos orígenes, incluyendo varios centroamericanos. La retirada meses antes de Juan Castellvi, figura del Madrid, evitó que se incluyese a un filipino de sangre catalana como era él. La plantilla definitiva se compuso después de un encuentro entre las selecciones de Cataluña y Castilla disputado en el desaparecido Circo Price de Barcelona. El capitán del equipo catalán era un aragonés de Tobed, Fernando Muscat García. Su homólogo castellano, Pedro Alonso Arbeletxe, era un hijo de emigrante vasco nacido en La Habana y que ejercía de camarero en el bar Dakota. No fue convocado Juan Negrín, delantero del Madrid (tampoco Real), hijo del que fuera presidente de la República y luego, exiliado, médico de prestigio en Nueva York.

Negrín sí participó en el amistoso Madrid-Portugal que congregó a más de 13.000 personas en abril de 1933 en la Plaza de Toros de Goya, situada en la misma manzana donde ahora se halla el Palacio de los Deportes. Alcalá Zamora y Azaña presidieron un partido que por mucho tiempo fue el encuentro de baloncesto con más espectadores en directo. El acto, completado con una exhibición gimnástica, servía para celebrar el segundo aniversario del izado de la bandera tricolor y el adiós del abuelo de Juan Carlos.

España estaba preparando su participación en los Juegos de Berlín, los primeros en los que el baloncesto era oficial, cuando estalló la Guerra Civil. El partido inaugural hubiera sido contra los Estados Unidos. Franco frustro esta efemeride.

Recuerdo que hace no tanto les pregunté a unos jóvenes jugones y aprendices de periodismo cuándo había empezado a arraigar el baloncesto en España. La respuesta que viajó más en el tiempo se fue hasta los 70. Alguna referencia se remontaba a la plata de Los Ángeles’84. Mentar el básket de epocas anteriores sonaba a cosa de dinosaurios. No obstante, al descubrir alguno de los relatos sus ojos se abrieron como sus mentes y su curiosidad.

En la Liga Endesa no hay ningún apego al blanco y negro. Las referencias al pasado se quedan atrapadas en los ochenta. En los clubs con tradición van escaseando los anclajes a la memoria. Otra trama del espectáculo que no hemos sabido ‘copiar’ de los americanos, cuyo culto a lo antiguo choca en un país con menos de cuatro siglos de existencia. Los dorsales retirados y colgados de los techos son una rareza. No hay un Salón de la Fama del baloncesto español. Pocos equipos se han atrevido a lanzar una edición de camisetas retro que rememore viejas gestas. Dicen que no renta económicamente.

La marca 198 comercializa desde hace unas temporadas la elástica de la selección de fútbol de la República. Suele ser habitual verla puesta en manifestantes o en pachangas en los parques lo que visualmente garantiza que es un éxito de ventas. Quizá si la marca sacara una edición de manga corta, homenajeando a ese equipo subcampeón de Europa en 1935, repetiría el bombazo para los amantes del básket (ahí dejo la idea).

Cuando el Zaragoza decidió recuperar para su segunda edición los colores ‘avispas’, allá por finales de los noventa, las gradas de La Romareda se tiñeron aurinegras. Aún lo mantiene porque ha calado. Recuperar los buenos valores de otros tiempos, hacerlos no solo marca de ingresos, sino de filosofía y de identidad, parece que no está de moda en la sociedad de la inmediatez. Pero tanto en política como en deporte saber de dónde vienes ayuda a orientarte hacia la dirección deseada.

 

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