‘Vente a Japón, Cándido’


A principios de los años 60 el régimen de Franco abrió las fronteras de la autárquica España por pura necesidad. Las altas tasas de paro y la sed de divisas extranjeras favorecía una política de salida de trabajadores españoles hacia los países industrializados de Europa. El documental ‘El tren de la Memoria’ de las periodistas Marta Arribas y Ana Pérez narra las experiencias personales de esta generación rural que emigró por hambre y pobreza y retrata el maltrato y el racismo que sufrieron como ‘mano de obra barata’ sin formación y con altas tasas de analfabetismo.
La actual crisis ha vuelto a alterar la balanza migratoria en un panorama que poco tiene que ver con el costumbrismo edulcorado de ‘Vente a Alemania, Pepe’ (Pedro Lazaga, 1971). El INE cifra en unos 117.000 a los españoles que han hecho las maletas entre 2011 y 2012 para buscar una salida laboral fuera de un país que acaricia los seis millones de desempleados. Esta vez son jóvenes formados, universitarios, que no encuentran el futuro prometido recortado de oportunidades y esperanzas, pero también en derechos y servicios que parecían inalterables. Emigrar detrás de un contrato, detrás de unos sueños, de una oportunidad que se cansan de esperar.
Esta es la historia de uno de esos jóvenes. Sin ristra de chorizos ni hogaza debajo del brazo, pero sí sobradamente preparado, Cándido Matoso tuvo que viajar hace siete meses hasta el otro lado del planeta, saltar de isla a isla, para abrazar su deseo de ser jugador profesional de baloncesto, de prosperar. Este chico de Lanzarote que con 20 años se ha hartado de que alguien le descubriera y ha decidido demostrarse a él mismo que sí se puede. Aunque para ello se haya tenido que ir a Japón. ¿Qué importa si así uno cumple su deseo? Suena raro. Suena real. No será la única aventura de un joven jugador español que anda buscándose la vida en el extranjero, pero quizá esta sea algo más insólita. Y comienza en una mañana cualquiera.
En la Summer League de Croacia
En la Summer League de Croacia
Era un fin de semana de mil demonios. Un viaje interminable a Mallorca. Overbooking en el vuelo. Pérdida de maletas. Un dolor de cabeza apagado por el ring del teléfono. Al otro lado la voz emocionada de una madre. «Te han seleccionado. Te vas a Croacia». Ya no importaba si la muda limpia terminaba en una terminal de Kigali, el cuento de Cándido estaba a punto de entonar su ‘Érase una vez’. Semanas antes se había apuntado a una web que promociona jugadores de baloncesto y ahora le proponían asistir a una Liga de Verano (Elite Summer League) entre agentes, ojeadores y entrenadores. Convenció a un viejo amigo de Murcia, Tomás Onrubia, para no ir solo y en junio se plantó en Pula (Croacia) para retar a su suerte. «Mi amigo y yo llegamos una semana antes de que empezara la Summer League para ir cogiendo el ritmo de allí. Habíamos hablado con el organizador y nos dijo que mientras podíamos entrenar con el equipo de la ciudad», relata este pívot de 2’07 que empezó a jugar con 7 años porque había un club, el CB La Isla, cerca del trabajo de su padre, y que participó en una operación altura de la FEB.
Siete días de entrenamientos y partidos junto a 42 jugadores de todo el planeta y bajo las órdenes del entrenador hispanobrasileño Ottavio Battaglia. Los números de Cándido fueron meritorios (12,25 puntos y 11,25 rebotes) y dejó su mejor estadística para la final (19 puntos y 11 rebotes). «Mi actuación creo que fue bastante buena, aunque allí todo el mundo sólo miraba por su lado. En cambio, mi amigo, el japonés y yo, intentábamos jugar en equipo, no como si fuera un All Star, que era la idea que muchos tenían en la cabeza», afirmaba Cándido, que tiene una prima, Verónica Matoso, que juega en LF2. Pero las ofertas no llegaron como él esperaba. Quedaba una nueva parada donde fraguar su fortuna: Bélgica. Mientras pasada unos días junto a su familia materna («mi madre es belga, me apellido Eckel y tengo la doble nacionalidad»), probó  con un Segunda División. La negativa no redujo a este tozudo canario.
Volver a Lanzarote nunca es una mala noticia. Y Cándido tenía un plan, pese a que más piedras se levantaran en su camino. El club con el que había jugado como júnior de primer año en Liga EBA, el CD Magec Tías (ver vídeo), no sacaría sénior esa temporada. Tocaba mudarse al Conejeros y quedarse en Autonómica. «Aún así, yo nunca me rendí: Era el único que iba prácticamente casi dos horas antes del entrenamiento para ir al gimnasio a hacer pesas, o hacer tiro, entrenamientos físicos… Mi sueño lo tenía que cumplir sí o sí», narra el interminable canario, que fue con la selección insular de minibásket e infantil.  
Terminados sus estudios de TAFAD ‘negoció’ con sus padres pasar un año lejos de los libros para centrarse en las pistas y en su mejora. Entonces, sin esperarlo, un sobre parpadeó en la pantalla. Ese pequeño japonés, de nombre Masahiko Ando, con el que había estado en Croacía tenía la proposición que estaba esperando: un oferta para jugar como profesional. «Cuando Ando me contactó en verano diciendo que su equipo buscaba un ‘Big Men’, no me podía creer lo que estaba leyendo. Me sentía como si me estuvieran gastando una broma. Desde que tengo memoria, siempre he querido ser un jugador profesional de baloncesto y, que de un día para otro te digan: Oye, que hay un equipo de Japón que está interesado en ti… Fue un sentimiento increíble», resume.
cartelCándido saltaba de isla. De un brinco superaba medio mundo para colgarse de su sueño. Esta vez las maletas si llegaron. El destino era Tsukuba, una ciudad conocida por su centro científico de más de 200.000 habitantes en la prefectura de Ibaraki, en el centro de Honshu y a unos 60 kilómetros de Tokio. Aunque en alguna ocasión había ido a Estados Unidos y Canadá a jugar torneos de baloncesto, este viaje era muy diferente. Bajo el brazo un contrato asegurado de un año muy superior al que podía recibir en un EBA canario, casa propia y un nivel competitivo que le ayudaría en su intención de progresar como jugador. «El apartamento tiene las cosas básicas para la supervivencia (Cama, nevera, microondas, cocinilla, lavadora…).  Lo último que me dieron, fue la cocinilla eléctrica, así que ahora puedo cocinar yo mismo. Además, tengo una máquina de arroz que va a las mil maravillas! Hace un arroz que, mmmm ¡qué rico!», explicaba a este blog recién aterrizado en el mes de noviembre.
Poco tiempo quedaba para hacer turismo. Tampoco lo pretendía. Las sesiones de entrenamientos eran dobles y no faltaban los actos promocionales del club. Ni los amistosos. En el primero se dio cuenta de la dimensión de lo que le esperaba. «Jugamos ante un equipo de la BJ League, la Liga comercial, y había miles de personas animando. Nunca había tenido una experiencia así», recuerda. Fue el primero de muchos otros en una Liga en la que había partidos (32 en total) los sábados y los domingos por el formato de una competición semiprofesional para los jugadores locales. «El cambio de Primera Autonómica a una liga profesional se nota bastante. Hay muy buenos tiradores y jugadores bastantes completos. Lo único, que la mayoría son bajitos, por lo que los jugadores que los equipos fichan, son jugadores altos. Pero hay buenísimos tiradores y exteriores completísimos, y algunos la Liga EBA o la LEB Plata se les quedaría pequeña», considera Cándido, el único 2 metros de su plantilla.
conniños
En los días de descanso rascaba tiempo libre para ir a Tokio y conocer otros puntos de interés, paseos en los que su altura no pasaba de largo y tenía que posar para innumerables fotos de japoneses sorprendidos. «Son muy educados y tímidos. Y muy respetuosos. Puedes pasar horas caminando sin ver ni un papel en el suelo. No tienen papeleras», afirma Cándido. Sin embargo, como si de una huelga a la japonesa se tratara, su dedicación le empujó a no perder ni una jornada de trabajo, aunque en alguna ocasión tuviera que cambiar de planes. «Un día que no teníamos partido ni entrenamiento fui con un amigo a las 7:00 de la mañana al gimnasio de la universidad, que siempre estaba abierto, pero como se corría la maratón de la ciudad estaba cerrado. Terminamos haciendo un ‘Eating Trainning'», confiesa Cándido, que dice se terminó de acostumbrar a los continuos terremotos.
El idioma era un problema porque intentó, sin mucho éxito, aprender algo de japonés. La comunicación en el equipo era fluida dado que se maneja (y estudia) en  inglés y el club puso un intérprete de castellano para ayudarle en los entrenamientos. Pero Cándido había ido a Japón a jugar al baloncesto. Su equipo, el Daytrick Tsukuba, era novato en la conferencia Este de la segunda división de la JBL (Liga federada), pero ya desde las primeras jornadas destacó entre los puestos de prestigio. «Es el primer año que sale en JBL2 y el primer año que tiene entrenador. Antes de que llegar, sólo entrenaban dos días a la semana y en plan pachanga«, explica Cándido.
Candido junto a Lamar Sanders
Candido junto a Lamar Sanders
Bajo las órdenes del estadounidense Donte Hill y con Lamar Sanders como estrella (nombrado mejor pívot de la competición con 19 puntos y 15 rebotes), ambos procedentes de los Giants de Jacksonville tras ganar la Liga ABA, los Daytrick lograron alcanzar los playoff con un balance de 22-10 y terminar en tercera posición definitiva tras caer en semifinales ante el campeón Hyogo Storks. A mitad de camino, en enero, el equipo de Cándido logró además una excelente participación en una especie de Copa, el torneo All Japan Tournament, que reúne a los mejores equipos de todas las competiciones del baloncesto japonés (dos divisiones federadas, una liga interempresas y la universitaria, como bien apunta David Pérez de Piratas). El bagaje no puede ser más que positivo, dado que la reunificación de las Ligas, además del podio en la competición, aseguraba el paso de los Daytrick Tsukuba a la élite en la siguiente temporada.
conBAndera
Las reglas de la JBL no permiten a los dos extranjeros jugar juntos, por lo que Cándido ha sido el suplente de Lamar Sanders en sus minutos de respiro y hombre grande de la llamada ‘segunda unidad’. A este papel se adaptó como un guante por su concepto como pieza de equipo, sin mirar sus números personales (ha cogido el mismo número de rebotes que puntos). «Cuando he salido a la cancha, siempre he intentado hacer cosas positivas, para que no se notase que Sanders estaba en el banquillo. El entrenador me ha dicho que cuando yo salía a jugar, el equipo siempre subía la intensidad en algún apartado, ya sean rebotes, tapones, defensa…», comenta el dorsal 2 del Daytrick que ha promediado 7 minutos de juego y sólo ha sido una vez titular. Quizá por esa intensidad los aficionados de Tsukuba pronto llevaron banderas españolas a los partidos.
Su aventura ha sido seguida por los medios de Lanzarote, que incluso le utilizaron de cebo para redactar una ‘inocentada’ y le hicieron una entrevista especial a su regreso (ver vídeo más abajo). También Esteban Novillo le dedicó una entrada en su blog de Marca sobre promesas del baloncesto. Una difusión que sería imposible si se hubiera quedado en España. «Claro, me gustaría poder dedicarme al baloncesto de manera profesional en mi país, en España. Es una pena tener que irte fuera de ‘casa’ para poder dedicarte a lo que te gusta. Sin embargo, si me hubiese quedado en Lanzarote, hubiese jugado otra vez en Primera Autonómica. En el equipo, el segundo más alto medirá a lo mejor 1.90 y pesará no más de 90 kg, por lo que puede que hubiese mejorado algo, pero no tanto como aquí, en Japón», expone Cándido, que no cierra las puertas a un posible retorno a Tsukuba o a otro club nipón, «aunque como mínimo quiero jugar en Liga EBA», aclara.

Su vuelta a Canarias se produjo hace unas semanas, aunque no por eso detiene su agenda y su esfuerzo. El 4 de mayo se marcha a Serbia para realizar unos entrenamientos de tecnificación con un técnico local y en junio volverá a la misma Liga de Verano en la que le ‘descubrieron’ hace un año para que todos vean su evolución. La más evidente son los quince kilos de musculatura que ha ganado. Menos visible es la sensación positiva de que su intención de ser profesional no es una mera ilusión. «Japón ha sido una muy buena experiencia que me ha servido para madurar tanto a nivel personal como a nivel de baloncesto. Todavía me queda muchísimo por mejorar, pero al menos este ‘viaje’ me ha ayudado a ver que si de verdad me esfuerzo y me sacrifico, podré dedicarme a esto de manera profesional», reflexiona Cándido como lo hizo en la entrada ‘Imposigue’ de su blog personal. Un chico que en la cabecera de su twitter deja de descansar su filosofía: «Cuando alguien te diga que algo es imposible, respóndele: ‘Siéntate y mira como lo hago'».

Este cambio, este paso al frente hacia un jugador y una persona más madura, se simboliza en un trozo de papel. Cándido se ha traído de Japón la tradición del Senbazuru, inspirada en la historia real de Sadako Sasaki, niña víctima de la bomba nuclear de Hiroshima. La costumbre popular dice que quien haga mil grullas de papel, animal icono de la paz en Japón, recibirá un deseo o curará una larga enfermedad. Cándido empezó a confeccionar una de estas figuras de papiroflexia durante sus tardes libres en Tsukuba. Ahora lleva más de cien. Todos los días construye una con sus propias manos. «No quiero hacer más de una al día, quiero ser paciente y cuando las termine y las vea todas juntas recordar cómo las hice y cuánto me costó», declara Cándido. Como su carrera en el baloncesto y en la vida, pasito a pasito, entrenamiento a entrenamiento, de isla en isla, para extender sus largos brazos y volar hasta lo más lejos. Sea donde sea.

Una de las grullas de papel de Cándido
Una de las grullas de papel de Cándido

6 comentarios sobre “‘Vente a Japón, Cándido’

  1. Tengo que corregirte algo. La BJ-League, al ser una liga privada y no estar bajo la Federación, no forma parte del All-Japan Tournament, también conocido como Copa del Emperador. En el mes de Enero, que es cuando se juega este torneo, la BJ-League sigue su curso y los equipos de JBL y JBL2 paran sus ligas durante ese mes tras la disputa del All-Star en fechas navideñas.

    1. @David Pérez Gracias por la apreciación (también se valoran opiniones positivas y no solo correcciones). Lo comprobaré y lo corrijo si es así.

      Un saludo.

      1. Este es el listado de equipos que jugaron la última Copa del Emperador.
        http://www.japanbasketball.jp/alljapan/2013/team.php

        Usa el traductor de Google a inglés. La primera mitad son los equipos masculinos y la segunda son los femeninos. Los masculinos son los 8 de JBL, los 4 mejores de JBL2, las mejores 8 universidades, los 2 mejores equipos de la liga interempresas y 1 representante de cada una de las 10 regiones del país. No hay equipos de la BJ-League.

        Lo tengo muy estudiado porque estoy cubriendo esta temporada la JBL y la BJ-League para Piratas del Basket. Espero que le echéis un vistazo.

        Un saludo y gran post.

        P.D.: Fue un gran fan del basket español japonés, Yoshihiro Tomita, quien me habló de Cándido. Gran artículo y buenísima la entrevista de la televisión. Espero que renueve y sea el primer español en jugar en la nueva NBL-Japan.

      2. Gracias, David. Ya vi que colaboras con la web de Juanma. Un buen espacio y un muy buen tipo.

        Tienes razón. Veo que el error procede de una confusión de mi fuente, que me habló de una liga comercial (la interempresas) que consideré era la BJ League. El tema del idioma complica las cosas para informarse de Japón. Te aplaudo por tu labor..

        Curioso que cites a Yoshihiro, gran amigo y socio (Estos textos los puedes encontrar también en mi blog):

        http://www.acb.com/redaccion.php?id=88777
        http://www.solobasket.com/internacional/la-pasion-de-tomita

        Este post lo empecé a elaborar en noviembroncse (algunas de las dclaraciones de Cándido son de entonces y otras de diciembre o hace unas semanas), pero por falta de tiempo lo he pospuesto en diferentes ocasiones y finalmente decidí dejarlo hasta que finalizara la Liga.

        Espero que a partir de ahora te vea más por aquí (aunque últimamente me dejo ver menos) y más que para correcciones, sea para dar opiniones.

        Saludos para ti y para Juanmai y Dani Mérida si hablas con él.

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