En recuerdo a ‘The Hammer’


Cada vez que palma un jugador de los 80 muere algo dentro de mí, como cuando desaparece un escritor, un rockero o un actor con el que has compartido tiempo de tu formación humana, esa indescriptible fase vital en la que uno se va convirtiendo en lo que es. Esta semana le tocó a Armen Gilliam. Estaba haciendo seguramente lo que más le gustaba, porque es orientativo que un tío que se pegó 15 años en la NBA le diesen ganas de echar pachangas a los 47. En una pista le llegó el infarto, la más romántica forma de morir para un player, aunque la injusticia le llegue demasiado joven.

Gilliam no era una estrella, pero se ganó bien la vida como complemento en un puñado de equipos de la NBA. Seguramente su carrera estuvo algo por debajo de lo esperado cuando eres número 2 del draft. Fue en 1987, justo por detrás del Almirante Robinson, con el que un año antes había ganado el Mundobasket de España. Los Suns dejaron pasar a tipos que luego fueron muy importantes (Kevin Johnson, Scottie Pippen, Horace Grant, Reggie Miller, Mark Jackson…) y apostaron por un tipo duro, el nuevo tipo de jugador que empezaba a estilarse entonces, cuatros no muy altos pero fortísimos, productos de gimnasio a lo Karl Malone. No debe extrañar por tanto que su mote fuese El Martillo. Carecía de buena mano desde media distancia, lo que limitó su participación a fajarse ahí abajo con una tremenda honestidad.

Phoenix, Charlotte, Philadelphia, New Jersey, Milwaukee, Utah… Cuesta mucho encontrar jugadores secundarios que se asienten en un lugar en la NBA. Aunque amagó con saltar al primer escalón con alguna temporada de casi 20 puntos por partido, nunca llegó a All Star. Con los años su rol se fue haciendo más limitado y casi fue más noticia por cambiar su nombre de pila, aunque no por motivos religiosos (tipo Jabbar), sino porque estaba cansado de que la gente lo pronunciase mal. Armen nació como Armon, pero decidió cambiarse la segunda vocal para facilitarle al prójimo la tarea. Cosas de los americanos.

13,7 puntos y 6,9 rebotes en 949 encuentros. Una carrera lustrosa que prolongó, cinco años después de su retirada oficial, jugando (y luciendo) una temporada en China ejerciendo también de entrenador, un papel que había tenido ya en pequeñas universidades de su Pennsylvania natal. Descanse en paz.

El artículo es obra de Javier Ortiz, periodista de El Periódico de Extremadura y creador del blog Bujacocesto (@bujacocesto)

3 comentarios sobre “En recuerdo a ‘The Hammer’

  1. Una pena, me ocurrre igual que a Javier, pensar que estan cayendo jugadores de los ’80 me produce cierto desaliento. Los motivos son varios, y algunos más evidentes que otros (¡nos hacemos viejos!), pero sobre todo son frustrantes porque es la gente con la que crecí amando el baloncesto. Descansen en paz, y, como dice los yankees, gracias por los servicios prestados.

  2. Una bestia parda en UNLV, típico error de Draft el elegir grandes jugadores universitarios con físicos limitados. Pero Armen fue un jugador de los que todos los equipos querían tener, de ahí que jugara hasta los 37 tacos y rindiendo más que bien.

    En poco tiempo se nos han ido Gilliams, Mike Mitchell, Mo Lucas…

    Descanse en Paz el Martillo.

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