Sin rescate ni memoria


Sonaba el teléfono. Existía ese riesgo. Al otro lado un compañero de una redacción en una ciudad no tan lejana. Te vendía la primicia. Había escuchado que el club de marras ponía en el mercado su plaza ACB y los ‘euromaños’ de Zaragoza sonaban como compradores. Normalmente era un cebo por si picaba la institución de turno para ingresar la subvención que aliviara la deuda para tirar hacia adelante. Nunca el CAI tomó este desvío rápido, prefirió la paciencia para consolidar un proyecto que vive sano y ejemplar porque ha sabido subir la escalera del éxito paso a paso.

Los jugadores del Bilbao Básket han dicho basta. Se plantan. Recuerdan su calidad de trabajadores del baloncesto para denunciar su estado de impago con una huelga. Si no hay reacción no jugarán más partidos de la ACB y se pondrá fin a un proyecto que ha pretendido ser grande de Europa porque ‘yo lo valgo’. La afición de Miribilla en pie en la despedida, las lágrimas compartidas y un campeón haciendo pasillo simbolizaron un epílogo bello en solidaridad y amargo en frustración y franqueza. Este es el cuadro de la dignidad de en un mundillo que se admira como una élite y que arrastra los mismos males que los simples humanos: retrasos en los salarios, huelgas  y EREs, cinturones apretados, profesionales que emigran a la fuerza…

El grifo institucional se ha recortado también en el deporte. No había rescate posible. Ahora está mal visto. El populismo político de invertir en deporte, la foto en el salón de plenos tras la victoria, la rentabilidad turística  del patrocinio institucional, quedaba todo marchito ante la mala prensa de privilegiar el espectáculo del domingo por las necesidades primarias de lunes a viernes. Fue una de las primeras burbujas en explotar. Sin la pasta pública, el Ayuntamiento, la Diputación o el Cabildo como mecenas detrás de los votos que te paguen una ronda o dos, no hay quien pueda fichar y despedir a gusto. Los cadáveres se agolpan en la cuneta del apoyo perdido y los zombies mantienen su cansina marcha hacia la nada bajo la presión de la deuda fiscal o el miedo a la intervención.

Fue un mes de julio cuando, una de esas llamadas de auxilio, procedía de Valladolid. Ofrecían su sitio en la ACB al mejor postor. La puja gastó tinta en la prensa de Zaragoza por unos días, pero el CAI siguió en LEB y el Fórum Filatélico (recuerden como terminó ese pufo antes de precipitarnos en la crisis) rascó unos millones salvadores del presupuesto público sobre la bocina. No ha cambiado tanto la cosa por Pucela.

El Consejo Superior de Deportes ratificó esta semana la gestión que está realizando el CB Valladolid, colista en la Liga Endesa con dos triunfos en 24 partidos. El Ayuntamiento de la ciudad castellana es el propietario de una entidad que decidió salir en la máxima categoría otra temporada más con el tiempo agotado y un presupuesto mínimo. El CSD apoya el intento de la sociedad de sanear sus cuentas, ponerse al día con sus proveedores y dar viabilidad  económica y deportiva a una referencia del baloncesto en las últimas décadas. La visión externa no avala este respaldo. El equipo ya ha utilizado una veintena de jugadores, que entran y salen del vestuario como si de una pasarela del despropósito se tratara.

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El Valladolid y el Bilbao no son casos aislados. Once de 18 clubs se agolpan en la cola de los números rojos con sus jugadores, persiguiendo una empresa suicida que invierta en deporte para romper las facturas retrasadas que se amontonan en los cajones. Sólo las cuentas de las multinacionales del fútbol, las últimas cajas que han sobrevivido al rescate bancario y algún filántropo loco mantienen a flote proyectos no tan sólidos como antes o menos que los dinerales que se gastan por Turquía, Rusia o Grecia.

Siempre he pensado que el CAI Zaragoza tuvo la suerte de no caer en la trampa. Nada más nacer, en el 2002, compró la plaza de LEB Oro del Sondeos del Norte de La Coruña. La idea era que sirviera de moneda de cambio con la que atraer a uno de los equipos ACB con problemas. Se negoció con Cáceres, que finalmente se refundó para terminar igual (descendido). Ni las llamadas de Tenerife, Valladolid… se contestaron a tiempo y se siguió con el tortuoso camino de lograr el ascenso deportivo y ajustar el balance sin depender en exceso de las rentas políticas. En esa espera Valladolid se ha ido mutando en un extra de The Walking Dead y Bilbao pasó como el rayo de los infiernos hasta la Euroliga para electrocutarse ahora en la realidad del ahogo financiero.

La ejemplar situación (con sus peros, como todo)  del CAI Zaragoza procede del bien hacer de sus jefes y del recuerdo reciente de ver como se disolvía la grandeza del CBZ (desaparecido de la ACB en 1996 por problemas económicos). La lección aprendida sirvió para iniciar ese lento ascenso contracorriente del pelotazo deportivo que era lo normal  y que ahora arrastra a tantos al declive o la desaparición, como ha pasado siempre con otros (revisen las hemerotecas de Granada, Menorca…). La memoria sirvió de referente para el CAI donde tienen que estar la obligación y el sentido común de los que mandan en el deporte: hacer cumplir las leyes y sancionar a los que no cumplen. Medidas tan impopulares como vitales para estabilizar el negocio del deporte y no convertirlo en un pozo sin fondo. Anular el canon de ascenso que mantiene cerrada la competición y permite el rescate sin fin de sociedades agonizantes podría ser un movimiento arriesgado para las arcas de la ACB, pero necesaria para promulgar un plan B y no llevar a la condena a quien pasa por apuros. Bajar de categoría no es el fin. Seguir recto sin solucionar nada, repitiendo errores, si lo es. Y en esas estamos. Con la ACB peleándose por saber quién es capitán de un barco con graves vías en la zona de flotación. Hundiéndose.

2 comentarios sobre “Sin rescate ni memoria

  1. mucha huelga muchos medios… pero el que te ha firmado el contrato , el que te representa y que se lleva la comisión es el mismo y nadie se acuerda de él… Mientras los jugadores no denuncien el impago para perjudicar a su jefe y a su agente… no me los creeré. Mientras Tanto que Gorka Arrinda siga manejando lo que todos los ciudadanos de Bizkaia le quieran Dar. ( desde Girona les mandan recuerdos)

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