Baloncesto deformación


Fue una imagen impactante. De esas que traumatiza a cualquier inocente chavalín. Detrás de el Corte Inglés me tope con Piculín Ortiz embutido dentro de un cuatro latas. Casi le salían las piernas por la ventanilla. Desde ese momento los tiparracos grandes me fascinaron. Me flipa elevar el cuello para descubrir en las alturas a algún futuro pívot dominador de las pinturas galácticas.

Quizá este irrefrenable ansia de medir a ojo a la peña me hizo parar por la calle a un enorme ciudadano que me crucé hoy por Lavapiés. El chico tenía unos brazos eternos y no vestía arrugas excesivas. Era un cachorro. Mi perversión infante me obligó a darle el alto y empezar una conversación con la inevitable pregunta: ¿Juegas al básket? La respuesta derivó en otros datos balbuceados en un castellano parcheado. La falta de verbos y sustantivos denotaba que ese dos metros apenas había pisado un aula. Le daba para mencionar que era cadete, pero había doblado con el junior de un club importante de Madrid. «¿Pero no vas al instituto?» Seguí con mi cuestionario, preocupado. Cabeceó y dijo que el año que viene le iban a conseguir uno los del equipo y que necesitaba aprender inglés para ir a América y jugar en la NBA.

Cada uno seguimos nuestro camino de mañana soleada. Pocas horas después tenía entrenamiento. Quizá él también. No lo sé. Quizá vuelva a encontrármelo por Lavapiés o en alguna cancha de Madrid. Dudo que un día me lo encuentre en la pantalla americana cumpliendo su sueño. Ojalá me equivoque. Solo Ibaka ha triunfado en la NBA saltando desde Africa a España y luego al otro lado del Atlántico. Durante este viaje han saltado por la borda decenas de niños de largos brazos y corta preparación para la vida y el futuro. Pero si no es él será otro, cualquiera de esos chicos y chicas que viene a España, a Europa, engañados por sueños de grandeza y oro apartados de sus familias y países para reforzar con su físico a equipos que aspiran a ganar un Campeonato de España de formación. Deformación del mundo de la formación. Campeones de la ignorancia, derrotas de la educación que dejan a un menor sin estudios ni oportunidades por promesas que difícilmente alguien podrá cumplir. Asco de un mundo que comercia con la pobreza de los otros por una comisión. Por un puñado de triunfos. Por un puñado de euros.

 

2 comentarios sobre “Baloncesto deformación

  1. quiero pensar que la FEB y todas sus derivadas autonómicas velan al menos las condiciones básicas de educación para todos sus representados … sino maldito país…. España como dice la canción

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